Según información de la fotografía del Fondo para la Historia de las Obras Publicas, realizada en la posguerra, el grupo escolar F. Manjón había sido construido mediante préstamo concertado con el Banco de Crédito Local de España durante la Dictadura [de Primo de Rivera, 1923-1930]. Durante la Guerra Civil sirvió de alojamiento a la Artillería del Ejército Nacional por lo que era objeto de preferente acción de morteros y artillería. Tenía capacidad para 140 niños y casa-habitación para dos Maestros. “El municipio no puede afrontar su reparación que importará 200.000 pesetas próximamente por lo que la expresada población escolar recibe enseñanza en locales inadecuados." 

En 1957 el Ayuntamiento de Montoro pide a la Comisión Provincial de Construcciones Escolares una subvención a la construcción de 40 escuelas [aulas] en el plazo de 5 años, de las que 8 se construirían en 1957, “haciendo constar que las escuelas y viviendas serán construidas en dos grupos de cuatro cada uno, cuyos terrenos, sitos en la C/ Cervantes N.º 4 y Carretera de Montoro a su estación”, o sea, se añaden cuatro aulas al grupo escolar San Francisco Solano o, como también denominado a la fecha “Grupo Escolar del Barrio Alto”.

En 1978, la sociedad civil montoreña (Juntas Directivas de padres de alumnos de los tres Colegios Nacionales de EGB y Ayuntamiento) pide la construcción de un Colegio Nacional de EGB de 8 unidades programado para 1979. Se informa la Delegación Provincial del Ministerio de Educación y Ciencia de Córdoba que el colegio no se puede construir en la zona antigua por no existir solar idóneo. La alcaldía propone los siguientes solares: terrenos del Ayuntamiento cerca del Plano de la Feria, terrenos en el barrio del Retamar próximos a la Escuela de los Pinos o, como alternativa, “teniendo en cuenta que el Colegio Nacional San Francisco Solano no está suficientemente aprovechado (...) el nuevo centro podría ubicarse en los terrenos disponibles existentes”. Se refiere que se pueden demoler algunas de las antiguas unidades escolares existentes y que se encuentran en estado deteriorado. La ventaja de la tercera opción es la proximidad al centro histórico. En enero de 1979 se fija el nuevo colegio de 8 unidades de EGB en el solar ocupado por el CN San Francisco Solano de Montoro, C/ Cervantes. 

Algunos de los muchos cambios de fisonomía por los que pasó el grupo escolar en la segunda mitad del siglo XX son enunciados por María García Osuna. Indica la existencia de dos grandes patios, con fuentes y moreras. Las casas de las maestras se situaban dentro del complejo y fueron demolidas para construir las unidades de EGB.