Ruiz García expresó en 1988 la importancia del edificio en la evolución estética de la arquitectura oficial del régimen en el período de la autarquía en Almería, denotando el progresivo alejamiento de los elementos historicistas y aceptación del racionalismo: “La preocupación expresada en el proyecto es triple: funcionalidad, adecuación urbanística y dignidad representativa; es especialmente significativa la idea de buscar la máxima funcionalidad, aunque sin romper la significación del edificio gracias a la calidad material de la fachada (piedra).” La memoria del proyecto, citada por Ruiz García, indica la búsqueda de un criterio discreto para las fachadas, sin desentonar con el edificio en frente, el Instituto Celia Viñas, con guiños a la sillería empleada en el edificio escolar. La misma piedra es usada en el zócalo y laterales de la Casa Sindical.