Entrevista en Montoro con Lucas Ruiz Alcalá y su esposa Maricarmen Muñoz, realizada por las investigadoras Ivonne Herrera Pineda y Ana Costa Rosado. Agradecemos profundamente la amabilidad y generosidad de Lucas y Maricarmen en compartir sus vivencias con nosotras y en apoyarnos en aquello que necesitábamos. A continuación presentamos algunas informaciones compartidas durante la entrevista:

Escuelas rurales

Escuelas construidas en los años 50 y cerradas gradualmente en los años 70. Las escuelas rurales se ubicaban en los diferentes “pagos”, que son divisiones territoriales que servían también para la organización de la producción agrícola. Las escuelas se ubicaban cerca de los ventorrillos, que eran tiendas de comestibles y otros productos básicos.

Estas escuelas por lo general tenían dos salas porque había segmentación por sexos, pero en algunos casos como en la escuela de Charco Novillo la educación era mixta. Lucas comenta: “había algunas escuelas que había dos [salas]. Porque en aquellos tiempos no podían ir las niñas con los niños. Estaba la escuela [sala] de las niñas y la escuela [sala] de los niños. Y había una profesora para las niñas y un profesor para los niños”.

Lucas señala que aun en los años 70 funcionaron las escuelas rurales (alguna incluso hasta el 75). Cuando cerraron las escuelas rurales habilitaron autocares para recoger a los niños del campo y que estudiaran en la ciudad. Uno de los motivos del cierre de estas escuelas es la implantación del nuevo sistema educativo por el que cada profesor pasa a dar una asignatura. En cambio, en las escuelas rurales era común que hubiera un/a profesor/a para toda la escuela.

Escuela de Huertos Familiares

Lucas Ruiz fue alumno de la escuela de Huertos Familiares a los tres años de edad. Más tarde dejará de estudiar para trabajar en el campo, pero retomará los estudios durante un tiempo en la escuela de la Torrecilla.

Lucas recuerda a dos profesores que tuvo en esta escuela. Por un lado, estaba el sacerdote Don Juan Manuel Tamoyano, que era extremadamente severo y ejercía violencia física, dando “tortazos” a los alumnos que no seguían su estricta disciplina. Por otro lado, estaba su sucesor, don Francisco, también sacerdote, “que era una bellísima persona” destacándose por su benevolencia.

Escuela de la Torrecilla

Lucas comenta que en la Torrecilla había dos viviendas para profesores y dos escuelas [una sala para niños y otra sala para niñas].

Estas viviendas se dejaron de usar y una de ellas se derrumbó. Una de estas viviendas actualmente está con el techo caído.

Escuela de la Encarnada

Según Lucas, en la Encarnada también había dos viviendas para profesores y dos escuelas [una sala para niños y otra sala para niñas].

Escuela de Charco Novillo

Esta escuela era mixta y, a diferencia de otras escuelas, esta no tenía dos salas, sino solo una sala grande.

Las hermanas de Lucas estudiaron en la escuela de Charco Novillo y caminaban 3 kilómetros para ir desde su casa a la escuela. Intercambiaban una temporada en la escuela de Charco Novillo y otra en la de Huertos Familiares.

Maricarmen comenta que se podía alternar de escuela, según la estación del año, yendo una temporada a una y otra temporada a otra. Piensa que de alguna manera se debían comunicar los profesores o intercambiar la documentación para hacer el seguimiento del alumno.

Huertos Familiares - Pueblo

Huertos familiares es un pueblo de concentración parcelaria construido en los años 50. Según Lucas Ruiz, la construcción acabó en el año 1954. Cada familia, por lo general numerosa, tenía una casa pequeña con parcela para cultivar. Cada vivienda “tenía dos habitacioncitas, su cocina, un corral también, tenía un corral, para meter tu gallina y para el cochinillo, y tu pedazo de tierra, tres mil metros cuadrados”.

Este pueblo fue promovido por la Obra Social Cordobesa, a quienes los habitantes pagaron un alquiler hasta que la Obra Social recuperó el dinero invertido. Tras unos años compraron estas casas volviéndose propietarios de ellas. Según Lucas, los terrenos donde se construyó este poblado fueron donados por grandes propietarios. Y la creación de este poblado fue promovido por Don Fernando Pérez Revuelta, que era el gobernador de Córdoba. “Aquel hombre hizo los huertos para la gente pobre”.

Además de las viviendas este conjunto también contaba con servicios como la iglesia, el Frente de Juventudes y hasta campo de futbol y una piscina. El primer Frente de Juventudes de Montoro estuvo primero aquí en Huertos Familiares, y luego se abrió uno en la ciudad de Montoro. El Frente de Juventudes de Huertos Familiares era un centro de encuentro de los jóvenes, donde se jugaba al ajedrez o al ping-pong. La piscina y la iglesia ya no existen. Aun así, Lucas recuerda haberse bañado en esta piscina. Por su parte, la iglesia fue demolida, pero aún se mantienen los escalones.

Lucas muestra gran aprecio por algunos edificios, y algunos los entiende como patrimonio público, lamentando su falta de conservación, como sucedió en el caso de la iglesia: “Decían que la estructura no estaba bien. Ya, pero todas las cosas tienen un arreglo menos la muerte y hundiendo [demoliendo] no se arregla nada. No, eso se cose con hierro, se le quita la techumbre, se le echa un tejado nuevo, coses con hierro, y está para toda la vida […] Si la cosa es con hierro y le echas un forjado bueno arriba, nuevo, ¿cuánto dura? Toda la vida. Pero eso hay que gastarse los dineros. Y los curas no se gastan”.

Otros temas

El trabajo infantil era algo habitual en su época. Niños y niñas desde pequeños trabajaban asumiendo tareas como adultos: cuidando animales, cultivando, recogiendo aceituna, etc.

En los años 60 no todo el mundo tenía agua potable en casa. Incluso en las casas de familias adineradas, las criadas debían cargar el agua porque no había canalización. En las calles céntricas de Montoro había fuentes, de donde se recogía agua en cántaros para llevar a las casas.