Según el testimonio de varios residentes de la zona y de la ciudad de Montoro, esta escuela tenía formación hasta aproximadamente los 13 años de edad, y los usuarios de este edificio (tanto estudiantes como profesorado) mantenían algún vínculo con la recogida estacional de la aceituna. Como comenta Lucas Ruiz Alcalá, los alumnos en su mayoría trabajaban en el campo. También hace referencia a dos salas (una para niños y otra para niñas) y dos viviendas para profesores que se dejaron de usar posteriormente, derrumbándose una de ellas. Por su parte, María García Osuna recuerda que una profesora prefirió alquilar una habitación privada en vez de dormir en la casa de la maestra, pues sentía soledad en dicho edificio.

Para más información sobre las microescuelas de Montoro, consultar la escuela coetánea del Risquillo o las microescuelas construidas en los años siguientes de La Fuensanta, Charco del Novillo, La Encarnada y Casillas.

La escuela de la Torrecilla presenta una configuración muy sencilla, de apariencia en todo similar a las viviendas vernáculas de la zona. Es un volumen de una planta rectangular con cubierta a dos aguas. La fachada se divide en dos módulos, como si de dos casas separadas se tratase -se supone que originalmente una sería la casa de la maestra y la otra el edificio de aula-, cada uno con una puerta central flanqueada por dos ventanas. Es de notar el contraste del uso de un estilo de construcción tradicional con la construcción vanguardista de la Escuela de la Avda. Dr. Fleming en ese mismo año de 1957.